LA IMAGEN DE ASARI

A la edad de veintisiete años, Yamaoka Tesshu, que era un experto de sable de gran reputación, combatió con Asari Matashichiro, célebre experto también en el manejo del sable. Este encuentro fue breve ya que Asari desarmó rápidamente a su adversario.

Yamaoka, abatido, sintió una aflicción sin límite, no por causa de su derrota, sino porque advirtió que carecía de madurez espiritual. Motivado por ese encuentro, redobló sus esfuerzos concentrándose enteramente en el entrenamiento del kenjutsu (arte del sable) y de la meditación sedente (zazen).

Después de diez años de práctica intensiva quiso poner a prueba el nivel que había alcanzado y, de nuevo, fue al encuentro de Asari. En el curso de este segundo combate, sintiendo que su adversario le dominaba y le paralizaba por la maestría que de él se desprendía, se nego a continuar el combate, aceptando de nuevo su derrota.

Este nuevo encuentro lo impresionó tanto que a partir de entonces estuvo obsesionado por la imagen de Asari, imagen que le acosaba continuamente recordándole su mediocridad. Pero lejos de resignarse, intensificó su práctica del sable y de la meditación.

Siete años habían pasado cuando, después de una fuerte experiencia espiritual, constató de repente que la imagen de Asari había dejado de atormentarle. Entonces decidió medirse una vez más con él.

Asari le hizo combatir primero con uno de sus discípulos, pero éste se confesó vencido desde el comienzo del combate.

Yamaoka encontró a Asari por tercera vez. Durante un largo momento, los dos hombre se hicieron frente, observándose con la mirada ... De pronto, Asari bajó su sable y declaró:

- Usted está por fin sobre la Vía.

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