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"UNO MISMO ES LO PRIMERO, PERO NO LO ÚNICO"


Mi padre era instructor de Kendo al final de la era Meiji. Mientras yo era solo un muchacho encencle, empezó mi instrucción sin preguntarme si quería hacerlo o no. “Imagina que soy el peor enemigo de tu padre” “Si no te gusta, atácame”. Con frases como estas recibí mis primeras lecciones. También practiqué Judo, hice muchas cosas, pero en todas ellas cualquiera frente a ti era tu enemigo. Nunca se puede esperar de los japoneses que no han recibido otra educación que tengan en cuenta la felicidad de los demás. “La mitad de la felicidad para si mismo y la mitad de la felicidad para los otros”, esta es la enseñanza más importante del Shorinji Kempo; esta filosofía no nació en Japón. No es un producto de la educación japonesa, esta es mi opinión.


Una gran autoridad en religión que fue profesor de universidad me dijo una vez: “Sensei, tu eres un buen hombre y un gran hombre, pero hay algo de ti que me incomoda”. “¿Qué es lo que te incomoda?” pregunté. “La frase <La mitad de la felicidad para uno mismo…>. No piensas que pensar en uno primero es una cosa extraña para un hombre religioso y una cosa extraña para educar así?” me contestó. “Ignorarse a si mismo y hacerlo todo por el bien del mundo, por el bien de los demás; este tipo de enseñanzas suenan major. Enseñar a empezar por uno mismo está totalmente fuera de lugar” Añadió.


No estoy de acuerdo. La gente que no se trata a si misma como importante es extraña, la propia persona viene primero. Pero uno mismo no lo es todo. Están los otros. Uno debe dar la mitad de su consideración a los demás. Si la gente hiciera lo posible por buscar la felicidad de los otros, las guerras no tendrían razón de ser. Por no hablar de que las peleas entre maridos y esposas, entre amigos y entre colegas cesarían.


Un arte marcial no es la vía para crear esto. Uno no puede aprender esto simplemente con el entrenamiento físico.


Esta es una lección, que cuando estuve en el monasterio de Shaolin, en China, no comprendí hasta que me inspiró el mural del la pared del templo.


Doshin So (Lectura en la Ceremonia Kagami Biraki en 1980)

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