EL SHAKUJO

INTRODUCCIÓN HISTÓRICA.

El shakujo es un bastón largo rematado por una punta metálica adornada por varios aretes. Este bastón está estrechamente ligado a la traducción budista, y tiene su origen en la India, en donde se denomina khakkhara. Este bastón, que en un principio era un instrumento ritual indicativo de un rango religioso, se ha empleado con muy distintos fines por diversos colectivos, llegando a usarse como arma, aspecto que nos interesa especialmente.

El Shakujo, a medio camino entre una lanza y un bastón, se maneja con punzadas típicas de las lanzas y golpes característicos del bastón, por lo que su empleo puede haber recibido a lo largo de su historia influencias de ambas armas, tanto en China, como en Japón.

Básicamente, el shakujo se compone de una asta de bambú o de madera dura y ligera, y de una cabeza metálica, denominada en japonés “kashira”, en la que se insertan unas anillas. En algunas sectas que siguen el camino esotérico o tántrico del budismo, la “kashira” tiene la forma de una stupa o monumento conmemorativo; incluso puede llevar esculpidas las efigies de diferentes deidades.

El shakujo lleva también una contera metálica, o “ishizuki”, en la parte inferior, para que la madera no se deteriore al apoyar, lo cual también supone un elemento de eficaz contundencia en el golpeo, en caso de utilizar el shakujo para el combate.

Las dimensiones más habituales del shakujo, según la antigua unidad japonesa de longitud, son 6 saku de largo en total, equivalente a 182 cm, y 1 sun de diámetro en el bastón, equivalente a 3 cm. Algunos maestros opinan que la medida del shakujo debe personalizarse, debiendo ser unos 10 cm más largo que la propia estatura del practicante.

Según la antigua costumbre, el número de anillas que llevaba la kashira era equivalente a la jerarquía que cada uno había alcanzado en el camino hacia la iluminación (un bodhisattva llevaría seis, por ejemplo, representado los seis estadíos de la transmigración hasta llegar a la deidad). En otras ocasiones podía llevar cuatro anillas, en referencia a las cuatro verdades esenciales del Budismo; o doce, como indicativo de haber alcanzado la iluminación. Sin embargo en China, donde tiene diversos nombres como xizhang o chanzhang (bastón zen), llegó a tener nueve aros (seguramente por el significado mágico del número nueve), denominándose jiuhuan chanzhang (bastón zen de nueve aros).

 

EL SHAKUJO EN SHAOLIN

Muchos consideran que el shakujo es el precursor del bastón marcial de Shaolin, arma por la que se caracterizaron los famosos monjes de este templo. En este sentido parecen señalar algunas leyendas como la de Seng Zhou o la de Jinnaluo que pasamos a narrar.

Batuo fue el primer abad del templo Shaolin (fundado en el año 495 d.C.), unos treinta y dos años antes de la llegada del mítico Bodhidharma al mencionado templo. Batuo fue conocido por su marcado interés por las artes marciales, aunque no se sabe a ciencia cierta si él las enseñó. Lo que sí consta es que dos de sus discípulos, Hui Guang y Seng Zhou fueron expertos maestros en las artes del combate. Se dice que en realidad éstos fueron los dos primeros practicantes de artes marciales en Shaolin, y los que influyeron definitivamente en la inclusión de la práctica de las artes marciales en el templo durante la dinastía Wei del Norte (386-534 d.C). Pues bien, cuenta la leyenda que Seng Zhou, uno de estos dos pioneros del Kung Fu de Shaolin, presenció en una ocasión, en las montañas, la pelea entre dos tigres, y deseando separarlos, lo consiguió con la ayuda de su bastón budista o xizhang (nombre chino del shakujo). Está anécdota, muy bien podría constituir una crónica temprana del uso del shakujo como predecesor del bastón marcial de Shaolin.

Otras leyendas nos hablan de monjes diversos, a lo largo de la historia de Shaolin, que luchan con un bastón, y aunque no se hace una mención explícita de que ese bastón fuese un xizhang (shakujo), pueden ser interesantes para poner de manifiesto la importancia del bastón en Shaolin. Concretamente una leyenda mencionada en diversos textos del siglo XVII, nos habla de Jinnaluo, un humilde monje sirviente del templo, encarnación de una divinidad protectora budista llamada Kimnara, que defendió Shaolin de unos bandidos que lo atacaron, utilizando un “bastón divino”. En agradecimiento a su valor, los monjes nombraron a Jinnaluo “Espíritu Guardián” del monasterio, y a partir de ese momento se dedicaron a practicar el arte del bastón, y con el tiempo, a reverenciar el recuerdo de este santo experto en el arma más característica de Shaolin.

Con esta leyenda los monjes encontraron además la excusa perfecta para usar el bastón como arma, ya que teniendo en cuenta que los monjes no podían usar la violencia, la única forma de justificar la práctica de las artes marciales en el monasterio es que tuvieran un origen celestial, como es el caso que narraba esta leyenda.

Por otra parte, en la Sala de los Mil Budas (Qianfo dian) del monasterio Shaolin se halla pintado un enorme mural representando a los “500 Arahats”, en el cual se ve a muchoss de éstos armados con bastones. En esta magnífica pintura que data de la década de 1630, los bastones aparecen bajo numerosas formas, y cumplen diversas funciones. Algunos son shakujos, ya que están adornados con aros de metal; otros sirven como bastones de apoyo para caminantes o incluso para el transporte de cargas. En cualquier caso, en las manos de muchos arahats, el bastón asume el aspecto de un arma, ya que la forma de llevar el bastón, así como los brazos musculosos de sus portadores sugieren que éste era usado en combate.

De entre los diversos motivos por los que los monjes de Shaolin pudieron escoger como arma principal el bastón destaca el hecho del importante papel que tenía el shakujo como emblema del Budismo. El xizhang (shakujo) aparece a menudo en los antiguos escritos chinos como representación de la dignidad religiosa budista del que lo portaba.

En la China moderna este arma ha desaparecido casi totalmente, aunque todavía quedan maestros que lo conocen, como Huang Baoshan, maestro de la tradición Shaolin que tuvo la oportunidad de aprender su manejo en la década de 1920 del monje Ranzhao en el Templo del Dragón Durmiente (Wolongsi) de Xian.

 

EL SHAKUJO EN JAPÓN.

Aunque son variadas, las sectas o congregaciones budistas que han usado el shakujo en Japón (Tendai, Shingon, etc), éste ha sido principalmente usado entre los seguidores de la orden Shugendo o “Via de los Poderes”, secta sincrética que incluye elementos tanto del shintoismo, como del budismo esotérico. Los seguidores de esta religión, los yamabushi o “guerreros de las montañas, incluían el shakujo entre su escaso ajuar, usándolo como instrumento ritual y distintivo, como bastón de apoyo en sus largos viajes por las montañas, así como su más preciado instumento de defensa personal. En tiempos pasados los yamabushi de algunas regiones iniciaron en la vía del Shugendo a los Ninja, guerreros expertos en espionaje, que acabaron adoptando buena parte de la filosofía de esta doctrina. Los Ninja además gustaban de disfrazarse de yamabushi para realizar sus actividades, ya que de esta guisa pasaban más desapercibidos en sus andanzas. Seguramente esta circunstancia es la que motivó la inclusión del shakujo entre el variado arsenal de algunos clanes Ninja.

Aparte de en el Ninjutsu, el uso del shakujo como arma existe en otras artes como el Rikishin Ryu Bujutsu, estilo fundado a finales del siglo XVI por Miyabe Saganyudo Iemitsu, y el Shorinji Kempo, fundado por So Doshin en 1947.

 

 

UTILIDAD DEL SHAKUJO
Se sabe que el shakujo era una de las dieciocho posesiones materiales que le estaban permitidas a los monjes budistas. Aunque se ignora la función que motivó originalmente su creación, el hecho es que a lo largo de los siglos y en el seno de las diversas comunidades y culturas que lo han usado, ha desempeñado diferentes funciones. Entre éstas podemos citar las siguientes:
- Bastón de caminante.
- Objeto indicativo de un rango religioso budista.
- Instrumento ritual para el desarrollo de diversas ceremonias.
- Objeto para exorcizar y ahuyentar a los malos espíritus con el sonido de sus aretes.
- Utensilio para alertar a los pequeños animales a fin de que se apartasen del camino y evitasen ser pisados por el peregrino. Arma de defensa ante animales y bandidos. Se cuenta que su sólo sonido podía hacer desistir a los salteadores de caminos de sus perversas intenciones.
- Dispositivo de reclamo para que las gentes que oían su tintineo estuvieran sobre aviso de la llegada del monje y salieran a darle comida, a solicitar sus bendiciones o a escuchar las enseñanzas budista.
- En diferentes tradiciones budistas se usa durante algunas ceremonias como instrumento de percusión (agitando su cabeza anillada) acompañando a otros instrumentos en el canto de los sutras y en los rezos.
- En aquellas comunidades que siguen el camino esotérico (mikkyo), como las sectas Tendai y Shingon, se le da una valor mágico al propio hecho de agitar rítmicamente el shakujo, puesto que se cree que la vibración producida por el sonido de estas anillas dispersa las pasiones que obstaculizan la búsqueda de la naturaleza búdica.

EL SHAKUJO EN LA ICONOGRAFÍA BUDISTA.


Dentro de la imaginería budista, se representa con un shakujo a diversos personajes; algunos de éstos ya lo hemos mencionado, como Jinnaluo (representación china de la deidad Kimnara). Otro sería Naluoyan (Narayana en la India); tratándose estos dos de deidades protectoras pertenecientes al séquito de Buda. Por otra parte, como también hemos visto, era frecuente representar a los monjes budistas (hartas) empuñando un shakujo; pero quizás el más famoso portador de un shakujo sea Jizo, conocido como Ksitigarbha en la India y como Dizang en China. Jizo es un bodhisattva o santo muy popular por su carácter piadoso, protagonista del “Sutra de los Grandes Votos”. Su imagen siempre se representa con un shakujo en la mano derecha. En China suele representársele sentado, aunque en el budismo japonés se le ve siempre de pie.

 

 

------------------------------------------------------------------------------------------- © Rogelio Casero Abellán

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